cómo gestionar la ansiedad
Síntomas directos
Entre los síntomas de los procesos de ansiedad están las palpitaciones, sudor de manos, respiración insuficiente, angustia, intranquilidad, sensación de que te vas a volver loco/a, preocupaciones constantes, pensamientos muy negativos, etc.
Después de que tu médico haya descartado que estos síntomas sean derivados de algún problema de salud físico, y te haya dicho que se trata de ansiedad, te invito a que entres en el mundo del autoconocimiento personal.
Muchas veces es a través de la ansiedad cuando empezamos a conocernos, cambiar cosas de nuestra vida que no nos gustaban, aceptarnos y cuidarnos como merecemos.
Por eso estoy convencida que la ansiedad, muy lejos de ser un problema, es una oportunidad para mejorar tu vida en todos los sentidos.
Estos síntomas no debemos apagarlos sin más. Debemos escucharlos para poder utilizarlos en nuestro beneficio, porque anulándolos, nunca vamos a poder librarnos de ellos de forma eficaz y duradera. Irán en aumento limitando y bloqueando tus planes, objetivos o deseos.
Pero sé que hay síntomas muy intensos e incómodos, que pueden ser muy incapacitantes para quien los sufre, por eso quiero contarte cómo actuar ante ellos.
No evites los síntomas, haz lo contrario que hasta ahora. Ábreles la puerta y deja que entren
Las palpitaciones en un primer momento asustan, pero si está descartado por tu médico un problema físico como dije antes, lo que debes hacer es escucharlas.
Escucha a tu corazón, literalmente. Escucha tus latidos sin contarlos, sin analizarlos, sin juzgarlos.
Dale libertad de expresión. Verás que antes de lo que te esperas se irán reduciendo.
No intentes tranquilizarte o distraerte , porque lo único que conseguirás es el efecto contrario. Tu cuerpo y tu mente perciben tu reacción de evitación como una respuesta de miedo, y entienden que realmente hay un peligro.
Si dejas que entren y los escuchas, le estás demostrando a tu cuerpo que no hay razón para escapar, y con los días irás desactivando esas respuestas de tu cuerpo.
Escucha igualmente tu respiración.
Lo mismo con la angustia, miedo, y pensamientos negativos.
Sé que producen mucho malestar, pero tienes que saber que no tienen que ver con la realidad. Son películas que se inventa tu mente, debido al estado de ánimo bajo, situación en la que te encuentras, miedo etc. Es decir son producto de tu mente pero no tiene que ver con la realidad.
Por lo tanto, la manera de actuar con estos pensamientos es dejarlos entrar, pero no hacerles caso. No tenerlos en cuenta, hacer como si no te importaran. Déjalos estar ahí hasta que quieran irse, pero no saques ningún tipo de conclusión respecto a ellos.
Si lo haces les das cuerda y cobrarán más importancia, los avivas, te parecerán más reales.
En consecuencia te harán sentir más angustia. Y así contribuyes a que siga el círculo.
Hacer ejercicios de respiración, yoga, deporte, etc. estaría muy bien como ayuda, especialmente para ser consciente del funcionamiento de tu cuerpo.
Esta es la manera de actuar con estos síntomas, pero…
Queda la segunda parte
La ansiedad es una alarma de nuestro organismo, que nos indica que se está produciendo un desequilibrio, ya sea entre nuestras acciones y nuestros principios o entre lo que somos y lo que deseamos ser.
Sabiendo que todo esto aparece por y para algo, este puede ser un punto de inflexión.
Pregúntate qué es lo que no está yendo como esperabas. Qué parte de ti o de tu vida no aceptas, no te gusta, no respetas, etc.
Esta es la parte más difícil, sin la cual no puedes liberarte de la ansiedad, aunque la consigas controlar un poco.
Mi recomendación es, gestionar los síntomas al mismo tiempo que empiezas a identificar las incongruencias que hay en tu vida, entre tus deseos, principios, creencias, forma de vida…etc.
Recuerda, luchar contra la ansiedad es luchar contra ti mismo/a. Mejor déjala entrar y utilízala en tu beneficio
espero haberte ayudado, y si es así no te pierdas mis siguientes publicaciones en las que seguiré hablando sobre temas relacionados con la ansiedad y la autoestima: preocupación, inseguridad, etc.